Nos gusta decir que para ser un gran cirujano estético, primero hay que ser un gran cirujano reconstructivo. Esto es por varias razones. En primer lugar, el proceso de pensamiento de la cirugía reconstructiva, que incluye principios para entender el diseño, la geometría, proporción, así como la anatomía y la fisiología, requiere planificación y ejecución de técnicas con el fin de lograr el mejor resultado. Pero además de lograr un buen funcionamiento, los cirujanos reconstructivos están siempre pensando en cómo se va a ver el resultado final y desarrollan una gran capacidad de abstracción.
La Reconstrucción Mamaria, por ejemplo, es uno de los procedimientos más emocional y psicológicamente importantes para los pacientes, ya que afecta directamente a la forma en que un paciente se siente acerca de sí misma. Un gran resultado en reconstrucción mamaria puede tener un profundos efecto en la mejora de la autoimagen de un paciente y su autoestima y en contrarrestar el impacto psicológico negativo de tratar con el diagnóstico. Si eso no es la esencia de la cirugía estética, ¿qué es?
Qué tal un cirujano plástico que se especializa en la reconstrucción craneofacial, que reconstruye rostros enteros y los cráneos de las deformidades severas. Puede alguien argumentar lógicamente que en un curso de formación de fin de semana o una breve práctica en procedimientos cosméticos podían sustituir esta fundamental y compleja experiencia. O un cirujano plástico con experiencia en el trasplante facial: podría haber algo más duro que la organización y finalización exitosa de una operación microquirúrgica de 20 horas que transforma instantáneamente toda la existencia de un ser humano y su capacidad para ser visto en la sociedad? Esa es la personificación absoluta de la cirugía estética, y que viene de tener excelentes habilidades técnicas perfeccionadas a través de asumir retos reconstructivos complejos y hacer que el resultado se vea extremadamente bien.
Te garantizo que el cirujano plástico típico con una amplia experiencia reconstructiva tiene una “caja de herramientas” mucho más elaborado de las técnicas para lograr resultados de alta calidad con un alto grado de coherencia, que alguien que tomó un curso de cirugía estética de fin de semana. Estas no son las habilidades fácilmente aprendidas en períodos cortos de tiempo. Como uno de mis profesores me decía “Los buenos resultados vienen de la experiencia. La experiencia viene de los malos resultados”. Los cirujanos plásticos tenemos la suerte de poder entrar en la práctica con la suficiente experiencia en un ambiente supervisado por lo que estamos bien equipados para manejar y mitigar y, sobre todo, para tratar con diligencia las complicaciones que puedan aparecer. Creo que es nuestra formación académica en cirugía plástica, que hace hincapié en la restauración de la forma y función, la que nos separa de aquellos que tratan de hacer dinero fácil con una formación limitada.
Yo soy muy orgulloso de mi profesión y las rigurosas demandas impuestas a mis colegas ya mí durante nuestra formación, y no dudaré en levantar la voz cuando vea la distorsión de nuestra especialidad propagada por profesionales sin formación o normas éticas adecuadas. Soy un apasionado del hecho de que los Cirujanos Plásticos Acreditados debemos también moldear la percepción del público, de manera que los pacientes pueden hacer una buena elección al seleccionar a un cirujano plástico certificado por la Sociedad Chilena de Cirugía Plástica y la Corporación Nacional de Certificación Médica (CONACEM).